miércoles, 5 de septiembre de 2012

-Lluvia-



Amenaza la lluvia subir en  cascada
y que la tierra olvide el olor a mojado. 






Tanto hemos derrochado,
tanto,
que al caer en las fuentes
ponemos la boca aún entre risas
pensando que los pozos
no se acabarán nunca;
pero el agua del mar les empuja,
buscando con hambre sus conductos.
Somos niños mimados,
caprichosos volteadores de mantas,
esto me queda y esto disfruto,
el mañana será de otro.
Ese otro heredará el mismo pensamiento.
El agua, como el amor es inmenso,
eterno hasta que deja de serlo,
a veces se muere antes
de que tus ojos se hayan cerrado.




Nená de la Torriente

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