martes, 11 de septiembre de 2012


Nadie va a venderte un campo
de higos en enero.
Nadie va a venderme
una promesa nunca más.
Nadie va a regalarte el sol
una noche de junio.
Nadie va a dejarme soñar su sueño
sin dejarse algo de intimidad.
A ti podrán darte una sonrisa
si llevas el bolsillo abierto.
A mí podrán traerme una canción
si bajo tarareando la escalera.
A ti  pueden pintarte el vestido
si sostienes con las manos su tela.

A mí quizá me den un beso
si precipito el deseo.
Siempre esperamos ángeles,
ángeles y personas buenas,
porque el niño no quiere irse
y no hay modo de que
escuche la verdad:
Amiguito, ya no quedan ángeles
en el cielo, y los buenos,
han emigrado a otro lugar.

-Aunque eso sólo 
lo piensa un malo-



Nená de la Torriente

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