No
importa andar descalzo
en
un fangal de riscos
si
no has perdido la fe,
ni
cubrirse con una hoja de anturio
cuando
afuera truena.
No
importa soñar hasta pasado mañana
aunque
hayas visto
el
día después,
ni
esperar la palabra mágica
que
sabes que tras el muro
no
se la dicta asombrosa.
No
importa enredar los dedos en lana
aun
sabiendo que la hebra jamás se hará
de
pelo,
ni
dejar que el viento te recorra por dentro
en
busca de cualquier nube,
sea
la que sea.
Nená de la Torriente