martes, 24 de junio de 2014



Así te bebiera, 
cuando la viudez del agua pierda el luto 
nos buscaremos bajo los nenúfares 
hasta despertarlos, 
y en días de sol andaremos presos 
entre las ramas del sauce. 

Miraré tu cuerpo desnudo deslizarse 
e imaginaré el amanecer de nuevo 
allí, entre tus piernas. 

Así te bebiera, 
que no quedara estanque, 
ni afluente más allá, ni océano, 
hasta alborotar la ira verde de los fondos, 

la arboleda crespa que envidiosa nos limita, 
hasta algún sonido que crepita entre las sombras 
y los dulces humedales. 

Así te bebiera 
mi amor con este ansia, 
que en tintes ahogada permaneciera el día 
esperando el alba junto a los sapos, 
y que tu cuerpo y el mío se unieran 

como dos enormes gotas de agua. 




Nená de la Torriente