Así
te bebiera,
cuando la viudez del agua pierda el luto
nos
buscaremos bajo los nenúfares
hasta
despertarlos,
y
en días de sol andaremos presos
entre las ramas del sauce.
Miraré tu cuerpo desnudo deslizarse
e imaginaré el amanecer de nuevo
allí, entre tus piernas.
Así te bebiera,
que no quedara estanque,
ni afluente más allá, ni océano,
hasta alborotar la ira verde de los fondos,
la arboleda crespa que envidiosa nos limita,
hasta algún sonido que crepita entre las
sombras
y los dulces humedales.
Así te bebiera
mi amor con este ansia,
que en tintes ahogada permaneciera el día
esperando el alba junto a los sapos,
y que tu cuerpo y el mío se unieran
como dos enormes gotas de agua.
Nená
de la Torriente