Voy
a estar buscándote
toda
la vida y toda la muerte,
porque
cuando me confinen
a
una eternidad austera
¿quién
va a encontrar tu alma
entre
todas las almas?
Quizá
estés aquí al lado,
cerca y no te vea,
lejos y te sienta al lado,
próximo
a todas las cosas
o
tan alejado que sea imposible
reconocer
tu olor.
Voy
a estar buscándote
toda la muerte ésta y toda la vida,
porque
cuando me la vendan interminable
sabe
Dios con qué pies andaré
o
con qué zapatillas,
si
los ojos serán necesarios
o
ya no habrá modo de tropezarse,
porque ¿quién va a encontrar tu mano
entre ninguna de ellas?
Nená de la Torriente