nadie
conoce cómo levanta el sol,
y
así se tropieza con tanta admiración
y
con todas esas preguntas bailando
en
la lengua, inquietas, pero hermosas,
como
la baba que deja el beso del niño,
absolutamente
inocente.
Quiero
ser hiedra, rama de árbol
o
vestido semitransparente,
para
poder mirar a través de segundos ojos,
que
me dé tiempo a ver dos veces
y a pensar cuatro,
logrando
lo que ha conseguido otro
que
no me conoce ni me ha leído nunca,
verme
a través de unas gafas distintas
donde
comienza y termina
haciéndose
la misma pregunta:
Dime
qué necesitas que yo estaré aquí.
El mundo es un
lugar curioso,
poblado de
maravillas.
-Gracias David-
Nená de la Torriente