Recados
hueros.
No
llegues hasta que no seas rocío
y
te poses como si nacieras
desde
mi propia piel en un parir
de
aguas desconcertante y frío.
No
llegues hasta que no sepas
lo
que significa llegar con los pies
húmedos
y la lengua seca.
No
admitas ni des nada por hecho.
Nada.
Por
hecho.
Que
todo está siempre empezando.
Empezando.
Cada día.
Nená
de la Torriente