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viernes, 5 de septiembre de 2014

Tanto tenemos que escuchar...

¿Cuántas bobadas hemos de oír todavía? 
¿Cuántas hemos de decir? 

El galope en burras de barro 
no nos convierte en veloces 
si no en pupilos sin lucidez 
ni discernimiento. 

Yo escuché voces más allá del cerro 
donde van a morir los serviles, 
dime ahora cómo debo comportarme. 

Él proclama libertades pasadas 
a hoja de cuchillo, 
es una libertad encadenada 
presa de una palabra que me asusta. 

Tanto dolor no puede ser bueno, 
tanta ira, 
tanta estupidez en este siglo 
de globalización y meteoro. 

No vine a conjurarme en un pasado enfermo, 
vine en presente imperfecto 
y no me digas que mire hacia atrás todo 
lo que me quede como un personaje 
de Unamuno, 
es la poesía vital de un estúpido. 

Si pudieras entender el hoy 
desde el mañana, 
como yo lo veo, 
andarías libre,
no recluso de tantas cosas
que ya han perecido. 



Nená de la Torriente

viernes, 20 de junio de 2014

Inútiles palabras



No siempre las palabras nos sirven.
A menudo no llegan donde las enviamos y
los recados se burlan de nosotros
con otros vestidos que ni hubiéramos imaginado.
Son insuficientes si quieres armarte con ellas,
si es el único puente que utilizas para cruzar
a través de las cosas, para estrechar la mano,
para que te crean.
Cuántos han creído ver sentimientos donde
no los había y nos han alejado descortésmente,
y cuántos otros nos han acercado creyendo
que les estábamos llamando y no era así.
Algunos se han sentido atacadas, referidas,
señaladas con el dedo y ha sido toda una sorpresa,
como aquellos que hemos querido hablar
y jamás nos han escuchado con esa atención
que pretendíamos.
Las palabras solas no sirven.
Es jugar a que jueguen,
ellas tienen el ronzal y las bridas
porque no nos pertenecen y una vez libres
se dislocan, provocan miedo, excitan,
se dicen qué pensarán los demás,
forjan deseos, creando mundos infinitos.


Nená de la Torriente

jueves, 22 de agosto de 2013

-Un hip-

Cuando repaso las líneas del teclado, 
los cantos de la mesa, 
las cuerdas de la guitarra, 
las púas de ese peine que no uso, 
las arrugas de mi vestido de algodón, 
soy consciente de lo poco acariciados 
que estamos. 
Ni siquiera estamos educados para la 
caricia,  para recibir el tacto de otro 
sin miedo,  con esa sencillez como el viento 
envuelve las hojas de los árboles o  
mueve las hierbas altas delicadamente. 
Nos molesta que nos toquen,  que tropiecen 
aunque sea sin querer,  que nos rocen. 
Nuestro espacio es sagrado,  es un búnker 
invisible de protección y euritmia. 
Salimos de él para ser quien posa los dígitos 
sobre las cosas, 
para decidir qué tocamos, 
cuándo lo hacemos y de qué modo. 





Nená de la Torriente

domingo, 4 de agosto de 2013


Aquí,  sólo se da pan y vino 
al que ya viene bebido de casa. 
Esto es como esas pelis de serie B 
que te ríes sólo con el color del metraje. 
Yo no sé de poesía,  sólo de versos sueltos 
y del latigazo en rotura que sin aviso te dan. 





Si esto es hermosura poco me importa el ARTE 
que de tanto escribirse en mayúsculas dejó 
de interesarme un día,  ya no cualquiera, 
sólo ese día que se construyen cosas 
y se apartan los conceptos 
-de un empujón de hombros,  el que no tenga 
sugerentes caderas- 
La belleza se viste de belleza, 
se peina de belleza y se alimenta de sí misma, 
aunque algunos crean que sólo son fonemas. 





Nená de la Torriente

miércoles, 27 de febrero de 2013


-Hipuco 27 febrero-

Cuando has hecho de ti 
una cajita, 
todo son nombres cortos 
y cortapisas, 
y es difícil saltar tanto obstáculo. 
Decoro,  recato, vergüenza, 
sentido de las proporciones 
adquiridas por una herencia cultural. 
Esto está bien,  esto está mal, 
esto suena ridículo,  esto es pasarse, 
es muy difícil escapar a tanta señal 
de no permitido o condenado. 
Cuando rompes una de las paredes 
de tu caja,  también andas desorientado, 
pierdes la perspectiva y 
acometes actos de una liberación absurda. 
‘La niña se baña en el río 
y el río se asombra de su desnudez 
salvaje por cómo desgaja sus piernas. 
Él que soñó siempre 
con una interminable sirena’. 
Cuando eres consciente de tu caja,  
vas cediendo sus cuatro lados 
al mismo tiempo, 
despacio, 
como quien abre los ojos por primera vez. 



Nená de la Torriente

lunes, 19 de noviembre de 2012




Rezas a un dios insatisfecho 
en una línea de vértigo absoluto. 
Vas desastrado. 
Se te traba la lengua,  te tocas en exceso 
el cabello,  tus nervios son tus manos, 
tus pies podrían darte volteretas, 
y aún así eres la criatura más adorable 
que he visto. 
No te vendas a firmezas que no tienes, 
ni a sonrisas impostadas, 
ni a ese si pero no,  soy lo más y soy lo menos. 
Versos finados,  un par de blasfemias,   
aquí me siento, dos segundos,  me levanto. 
Ya sé que no sabes quién eres,  y qué más da
darles lo que quieren que seas,  
pero no da igual,  créeme. 
¿Que por qué? 
Tampoco sé quién soy pero me tengo, 
y he perdido mucho tiempo en esas cosas.  




Nená de la Torriente

martes, 13 de noviembre de 2012

-Seamos realistas- 



Todos, todos, todos, son tan similares que deberían ponerles el mismo nombre.
Pero no, se empeñan en llamarles Juan, Pedro, Jaime, Carlos, Luís, Andrés… En el fondo es lo mismo.
Cuando les llega el arrebato amoroso, saco el cronómetro y tienen un tiempo estándar.
Después dirán frases hechas, o te proporcionarán cuartadas para que las digas tú.
Tic   Tac   Toc.  Los proverbiales encuentros. Hay que tener 5 para entender los 25 siguientes. A veces, no son necesarios tantos. Dependerá de la capacidad deductora y de síntesis de la fémina en cuestión.
Idénticos, desalentadores, cortados con patrones fijos con ligeras variaciones. En algunas ocasiones se esmeran hasta una perfección escénica muy lograda. ¡Ah! pero sólo hay que esperar, porque el disfraz les pica, siempre les pica y terminan enseñando la arruga que baila asustada debajo de la piel, temiéndose ser descubierta. Admitámoslo, con lo sencillo que sería decirnos: ‘Esto es lo que hay, soy un gilinardo egoísta que te va a dar un breve espacio de tiempo mientras me bailes el agua,  me digas lo maravilloso que soy, y seas divertida por supuesto. Nada de lágrimas ni extras, o forzarás mi carrera, y por descontado nada de presionarme a hacer cosas que no desee hacer o vamos mal. Todo facilito’. Asumido el breve catón de sencillas razones para tener la fiesta en paz con el Bobo feroz, puedes ser razonablemente feliz unas cuantas veces a lo largo de tu vida,  siempre que no olvides quién eres,  ni te dejes refrenar por el susodicho,  pensando que lo haces por el ‘bien de la pareja’ -lamentable y equivocadamente-.



Nená de la Torriente

sábado, 1 de septiembre de 2012


-La otra costa-                        -Dedicado a JM C.C.-

Negar que el pulso fatal de tu muñeca no me duele, es abofetear a los ángeles,  como que una sola boca pase hambre y el cuerpo de un niño no tenga cobijo.
Lo que ocupo es tan poco que por eso lloro,  y de nada sirven mis lágrimas,  absolutamente de nada.  Es la impotencia de no entender la injusticia entre tanto corazón amante,  y lo inútil de tanto amor en esas boquitas resecas y sus panzas abombadas de aire.  El primer mundo recolecta dinero ¡y les compran zapatos! ¿No entienden que quieren ir descalzos?
Y suman más capitales y ¡les construyen albergues! ¡Hospitales! ¿No entienden que les gustan sus chozas y cuando se marchan hacen desguace de aquellos hospitales?,  ¡y ni les caben las piezas en las chozas! -esas enormes camas...-
¿Se han preguntado qué quieren ellos? Si lo hacen se sorprenderían,  seguro que se sorprenderían.
No se puede reconstruir un mundo allí,  pensado desde aquí,  es absurdo.
Hemos aprendido muchos idiomas,  tantos,  que aún no sabemos comunicarnos.



Nená de la Torriente

lunes, 4 de junio de 2012


Dicen que nadie debe ser imprescindible, 
y si lo es,  se le echa. 
Comprendo el planteamiento.  
No se puede depender de una sola persona 
es como guardar tu vida bajo  llave. 



¿Qué ocurre si se pierde? 
¿Qué pasa si nos abandona? 
La vida,  la nuestra,  nuestro camino, 
por recto o sinuoso que sea 
ha de ser nuestro,  amar con locura,  sí, 
pero el viaje es nuestro; 
cada paso que des,  es tu pié el que lo da, 
no te empujan, 
cada ojo que mira,  es tu ojo entusiasmado, 
cada fruta que explota en tus labios 
es en tus labios donde dinamita,  y es allí 
donde sientes el gozo. 
Nunca olvides quién eres,  ni dónde estás, 
ni todas las cosas que has vivido, 
ni todo lo que has amado,  besado, 
deseado,  desde que tienes memoria. 
No hay locura en perder o lograr,  hay gratitud, 
siempre hay gratitud por haber vivido, 
y se vive de nuevo aunque se pierda el rumbo, 
y se toma,  se admite,  se acepta,  
mil regalos más que van llegando. 



Nená de la Torriente

sábado, 2 de junio de 2012




El poema en su identidad 
le agrada cruzar fronteras, 
no las hechas por los hombres. 
Buscan corazones de agua 
que sueñen con estrellas 
y que en su humedad sepan fulgurar 
hasta atraparlas con letras. 
Ellos mandan, 
no tienen amo,  ni patria,  ni bandera,
ni labios,  ni piel, 
ni intenciones encubiertas. 
Los poemas son dueños de sí mismos 
y vuelan solos, 
una vez que han nacido 
de cualquier vientre. 
No se sabe que rumbo toman, 
a qué ojo harán fuente, 
a qué labio levantarán mareas. 
Pero aún hay almas que se encierran 
en sus versos, 
no quieren dejarles ir, 
y hay mentes que sólo leen los versos 
como diarios de esas almas, 
equivocándose siempre. 

El poema tiene su propia identidad. 



Nená de la Torriente

-No duele la sinceridad-


No puedo negar que golpeo 
una cicatriz que no es la vuestra, 
ni la tuya,  ni la del hombre que pasa 
pegado a su periódico, como  un hambriento 
en busca de esperanza. 
No puedo negar que cada herida, 
no tiene un número,  no son todas un siete 
descolgado,  ni un hueco que pueda recomponerse. 
Nos parecemos tanto, 
que a veces creemos vernos en el de al lado 
y le decimos eso se pasa,  confiados ciegamente 
en que se pasa, 
pero no sabemos nada. 
Somos imposibles telas de araña, 
cada una única, 
entramados túneles que dan a la tierra, 
y túneles fabricados de aire, 
curiosamente,  los más difíciles de penetrar. 
Hablar de tus cosas no es liberarlas, 
es hablar de tus cosas, 
y no es grosera la atención que las concedes. 
Me gusta escuchar las cosas que me cuentan, 
quizá por eso me gusta contar las mías. 
Contamos esto,  aquello,  una lágrima, 
alguna pregunta,  un instante de angustia, 
un deseo,  un momento de pasión. 
Si te preguntan ¿duele la sinceridad? 
Diles que no duele,  porque la sinceridad 
no ha empezado todavía. 




Nená de la Torriente

jueves, 31 de mayo de 2012




Él saca la lengua 
pero dice que no entiende. 
Tú sacas la lengua 
y lo entiendes casi todo. 

¿Cómo puede decir que no entiende 
el que no entiende, 
y creer que entiende 
el que realmente entiende? 

Si no sabes,  no disciernes, 
y si sabes,  siempre te nacerán 
nuevas dudas. 

El que cree que sabe, 
dudo mucho que entienda, 
porque el conocimiento está 
siempre en constante curso. 

La vida no es una carrera, 
quizá sea una parada de autobús, 
o quizá un puente,  o un camino 
delicioso que complicamos mucho. 
Nuestra mente va dando palabras, 
verbos,  frases,  complicados axiomas 
de todo lo que ve y reflexiona, 
no siempre acertadamente. 
Hay muchas formas de mirar el mundo. 
¿Pero y si no hubiera una solamente 
que fuera la acertada? 
¿En qué convertiríamos la Verdad? 

Es cómodo tener certezas,  decir esto 
es así,  esto no es así. 
El amor existe y es esto. 
El odio existe y es eso. 
Pero lo cierto es que aunque usemos las tesis   
y los diccionarios,  las definiciones, los glosarios,
la vida sigue siendo un misterio. 



Nená de la Torriente

miércoles, 23 de mayo de 2012


Juzgo juzgas juzga
Cada uno ama de una manera, piensa a su aire, y sufre a su modo. Juzgar las formas, modos o maneras de tales cosas es absurdo.
Decir es que tú me quieres menos, o es que tu idea política es una gran caca de la vaca, o eres una dramática, llorona y plasta, es ser tremendamente injustos con el otro; de algún modo, es utilizar el embudo para aplacar un estado de rabieta e insatisfacción que nos pruye por dentro. En definitiva:  Es actuar como un necio.
Si no sabemos escuchar, al menos estemos, echemos la cremallera al labio, y asintamos de vez en cuando. 
En la medida de lo posible ayuda no bostezar,  que suele darse mucho, y a veces es inevitable. 
Siempre hay que abstenerse de hacer juicios. Uno se sienta al lado, cerca, pero no demasiado, dejando un margen para que el otro pueda expresarse con las manos libremente y que el contacto visual no se pierda. 
Cuando sabes escuchar harás lo mismo evidentemente,  y te cuidarás mucho de emitir juicios, quizá te atrevas a sonreír en alguna ocasión con cierta ternura o incluso por empatía a llorar con el otro, si eso supusiese una ayuda efectiva para que se sintiese más acompañado y más entendido, en cualquier caso el llanto sería natural, pero si pensases que llorar puede resultar negativo, sería reprimible.
Un abrazo es una llave maestra siempre, hace que sea cual sea el problema parezca que se aleja un poquito,  un milímetro. Pero hasta un milímetro es mucho.
Y si quieres juzgar porque eres un juez nato, juzga los hechos,  siempre teniendo en cuenta, que es posible que tu veredicto incurra en error, porque no somos dioses,  y hay tantos dictámenes como situaciones posibles.  Analizarlas todas con todas sus posibles variables te llevaría un buen rato. Así que si te animas a juzgar piensa antes qué es lo que juzgas y si estás lo suficientemente bien informado.



 Nená de la Torriente

sábado, 14 de enero de 2012


Existe un lugar al norte de una isla, con un bosque distinto, en el que viven los confusos. 
Conocen a su manera, como el que vive en el desorden y sabe bien donde esta todo dentro del fárrago. Cualquiera que entre,  no sale,  si su orientación es correcta, necesita a un confuso que le guíe. 
En la vida ocurre lo mismo, hay registros que no están al alcance de cualquiera. Existen lugares que se consideran de desecho,  muchos lenguajes y modos de comunicar cosas. A menudo se desprecia lo que no se entiende, determinadas formas que no son frecuentes o que actúan de maneras desordenadas y caóticas,  los locos, por ejemplo, el enajenado.  Demasiados dementes considerados así, sin serlo.  Los trastornos son algo habitual,  pero suelen ser pasajeros, se vuelve al redil de los cuerdos, a la vida ordenada y de bien, y vuelve a ser difícil entender el lenguaje del desorden, una vez retornado al paredón del normalizado –si es que alguna vez se estuvo en su línea de fuego-.  Yo siempre he sido una confusa, no una loca,  pero si una ‘cuestionatodoporsistema’, y eso crea laberintos insalvables,  parecidos en cierta manera a ese bosque al norte de esta isla –isla en la que vivo-.  Pero entiendo el caos,  y la renuncia voluntaria a salirse de la línea por puro vértigo,  y mirar las cosas desde dentro,  desde fuera, desde todos los ángulos posibles,  para poder alejarse de herencias culturales,  y otras sociales,  aprendidas de una forma inmediata. Tarde o temprano uno se respira, se consume en renuncias, y la vida te desnuda.






Nená

sábado, 7 de enero de 2012


-INSOMNIO-

¿Todos queremos romper algún molde? –simplezas-,  yo los detesto todos;  incomoda tener que dar pasitos a golpe de talón ajeno, sonreír y decir: no sé hacer esto, para que algún estúpido se sienta mejor. Ha pasado el tiempo, y lejos de haber mejorado, me he convertido en una convulsa, que se revuelve en su silla con zapatos altos,  aquejada de un mal que no encuentra farmacopea para auxiliarse,  ni vestidito de cendal que recuerde a domingo de calma. 
Me duele la cabeza.
Los sonidos de la noche son aterradores. 
Mi vecina suena hasta cuando está dormida; creo que sus zapatillas andan solas para librarse por unas horas de su grandísimo peso. 
Me gusta invertir el tiempo,  me gusta conquistarlo. No hay dueños cuando la noche cierra filas,  ni pendencias caprichosas.  La lista de la compra se trasforma en poema, y el vino sabe más a vino.  

 ¡Oh!  Creo que esta mujer que habla ya no soy yo, ahora le toca el turno a la que se peina –no suele tener la menor chispa la pobre-, es como una hermana pequeña a la que hay que decir que si todo el tiempo,  un auténtico pb símbolo químico del plomo, repite sin entusiasmo-.  
Mañana le recortaré al día unas monedas y las invertiré en mar y belleza,  quiero comerme los pinos y oler a pan tostado, perderme un rato en algún par de ojos,  para poder escribir sobre ellos después.





Nená