-Hipuco 27 febrero-
Cuando
has hecho de ti
una
cajita,
todo
son nombres cortos
y cortapisas,
y
es difícil saltar tanto obstáculo.
Decoro, recato, vergüenza,
sentido
de las proporciones
adquiridas
por una herencia cultural.
Esto
está bien, esto está mal,
esto
suena ridículo, esto es pasarse,
es
muy difícil escapar a tanta señal
de
no permitido o condenado.
Cuando
rompes una de las paredes
de
tu caja, también andas desorientado,
pierdes
la perspectiva y
acometes
actos de una liberación absurda.
‘La
niña se baña en el río
y
el río se asombra de su desnudez
salvaje
por cómo desgaja sus piernas.
Él
que soñó siempre
con
una interminable sirena’.
Cuando
eres consciente de tu caja,
vas cediendo sus cuatro lados
al
mismo tiempo,
despacio,
como
quien abre los ojos por primera vez.
Nená de la Torriente