domingo, 10 de febrero de 2013


Cuando eres un desastre 
no te importa la memoria 
del indignado,  ni del que 
se ha mofado de ti. 
Tampoco los bailes que haga 
el capote,  ni su color, 
ni el algodón hidrófugo con 
que se confecciona, 
menos los casi seis kilos que pesa. 




Cuando eres un desastre 
sólo buscas al toro para que se escape 
aunque te cornee, 
aunque salga corriendo por la M30. 
Cuando eres un desastre dices 
que no te enamoras, 
y quizá te mientas 
porque eres incapaz de contártelo, 
y sigues librando a otros toros 
porque ‘ahora es tiempo de’. 



Nená de la Torriente