martes, 26 de febrero de 2013

-Querido desconocido:-



La carta se abrió 
para buscar un sitio 
en alguna parte. 
Ella sola no podía sobrevivir 
ahí afuera. 
La tinta tiritaba de frío y  anunciaba 
una muerte de intenciones. 





¡Léeme!,  dijo,  en un susurro de papel 
agónico,  y revoloteó 
junto a su sobre de estraza 
sujeta de una sola esquina. 
El sobre perdió su identidad 
por la afinidad con las enormes hojas 
de las plataneras, 
ahora secas y amontonadas. 
La hoja planeó sola,  como tantas voces, 
como tantos sueños en busca 
de ser descubiertos. 
Aún hoy con el viento alcanza 
alguna esperanza,  tímida ya, 
de ser leída. 
La mayoría del tiempo 
permanece detrás de alguna papelera 
o mal adherida en algún muro. 



Nená de la Torriente