-Η ημέρα συνειδητοποίησα…-
Apenas podía sostener
entre
las manos un caracol
sin
morirme de cosquillas.
Era
tan indefenso, tan lento,
y
yo jugaba a que recorriera
mis
palmas con su casa a cuestas.
Lo
dejé con cuidado en el tronco
del
laurel
e
imaginé que debió de sentirse
aliviado.
El
mundo está lleno de pequeñas
y falsas nimiedades,
que son relevantes
y
desatendemos,
siendo valiosas
y elocuentes.
No
somos dioses, ni deberíamos
ejercer
un poder innecesario.
Somos
parte de un Todo, y como tal
nos
corresponde ponernos en el lugar
de
cada uno de los seres que
constituyen
este maravilloso universo.
Nená de la Torriente