Dime
que has estado conmigo
aunque
no sea cierto,
tan
frágiles somos.
Una
anda hablándose sola
por
la acera de la Gran Vía
como
si realmente fuera con otro
de
total confianza,
y
le dice y le rebate lo que tiene
pensado, pero le apura decir
a
aquel muchacho que no le conviene.
Y
pasan los años, y sigues entregada
a
esa charla a solas que es en compañía,
y
te discutes, y te reprendes a veces
severamente
por no haber echado más valor,
porque
es el valor lo que más admiras.
Y
luego llega alguien que te dice que ha
estado
siempre contigo,
y
deseas creerlo tanto
que
aprietas los ojos como si
pudieran
romperse.
Piensas ‘¡estaba conmigo, estaba!',
pero
luego resulta que no puede intuir
quién eres ni cómo ves el mundo.
Nená de la Torriente