jueves, 7 de febrero de 2013


Qué poco queda en tu cesta 
un par de alubias,  un trozo de 
patata seca,  una mancha que 
dejó la lluvia 
de un tinto de invierno 
al calor de un tibio cuerpo, 

¿te das cuenta? 





Eso es todo, 
y te aferras al mimbre 
como lo único que eres, 
y no es verdad. 
Tú eres el que lleva la cesta, 
tírala. 
Te contaré que cada mañana 
el sol sale y pronuncia tu nombre 
aunque no lo escuches, 
y en algún lugar, 
alguien,  que no conoces, 
pensará como tú piensas. 
Y te diré también que cada anochecer, 
cuando la nube baja 
y lleva tres colores de azules, 
tu alma burbujea como el cava, 
pero no te das ni cuenta, 
porque vivir no acumula cosas 
en una cesta, 
sencillamente sucede. 


Nená de la Torriente