martes, 12 de febrero de 2013


Tú sabes que no sabes nada, 
yo sé que no sé tampoco, 
por eso construimos escaleras 
para ir aprendiendo cosas 
que se nos van olvidando. 
Tú te enfadas por eso,  a mí 
me saca una sonrisa, porque  tengo 
un vago recuerdo para montar todo  
deshaciendo lo cursado, 
y así pasan los días. 
Tú dices que recuerdas y vas avanzando, 
yo que estudio de otro modo 
lo aprendido, 
hasta que vuelva a olvidarlo,  claro. 
Siempre sospeché que el docto 
era más infeliz que el ignaro, 
cuando parecía del todo absurdo, 
porque cuanto más supiera,  más saber 
codiciaría,  y más consciente sería 
de su desconocimiento. 
Aunque tú siempre me dijiste encolerizado 
que no. 



Nená de la Torriente