jueves, 14 de febrero de 2013





No me creerás 
pero no estamos solos. 
Hay tantas sonrisas bellas 
aguardando detrás de todas 
las puertas,  esperando abrirse 
a otra boca,  sentarse al otro lado 
de una mesa y compartir. 




Nada hay tan maravilloso 
como saberse singular entre 
singulares,  y poder decirlo: 
¡Soy distinto!  ¿Y qué? 
Aún puedo levantar las mejillas 
y hacer trompetillas con los dedos, 
saltar encima de los charcos 
y gritar mi nombre 
cualquier noche de luna llena. 



Nená de la Torriente