jueves, 21 de febrero de 2013


Escríbeme. 

No me dejes con las cuencas vacías 
para que me aniden las palomas. 
Mándame unas letras aunque no sea 
nada, solo una hilera torcida. 
Sabes cómo necesito leerte y saber 
qué piensas,  aunque vuelen ideas 
sueltas,  huérfanas, deshilachadas. 




Sé que debo sobrevivirte. 
No creas que no lo hago,  que vivo 
bajo mi abrigo y miro las estrellas 
e ideo objetos hermosos jugando con ellas. 
Sé beberme los días con la cadencia 
de mi propio pulso,  nunca de otro, 
pero es imposible no echarte de menos, 
ni dejar de esperar tus renglones 
como los regueros de mi propia siembra. 
  

Nená de la Torriente