Escríbeme.
para
que me aniden las palomas.
Mándame
unas letras aunque no sea
nada,
solo una hilera torcida.
Sabes
cómo necesito leerte y saber
qué
piensas, aunque vuelen ideas
sueltas, huérfanas, deshilachadas.
Sé
que debo sobrevivirte.
No
creas que no lo hago, que vivo
bajo
mi abrigo y miro las estrellas
e
ideo objetos hermosos jugando con ellas.
Sé
beberme los días con la cadencia
de
mi propio pulso, nunca de otro,
pero
es imposible no echarte de menos,
ni
dejar de esperar tus renglones
como
los regueros de mi propia siembra.
Nená
de la Torriente