lunes, 18 de febrero de 2013


Como una uña se curva,  
así el sol en el horizonte. 
Juego a imaginar que la tengo 
en el dedo y va rodando 
hasta la punta de la uña. 
Como tapo con el pulgar la 
luna y con el índice Venus, 
y una vez reconocida 
la cadencia de las olas, 
puedo llamarlas, 
¡ven ahora! 
¡Ahora tú! 
Y hasta ponerlas nombre. 
Todo lo que veo, 
lo que escucho en silencio 
es el mayor patio de juego 
que conozco. 
Cuando estás en la ciudad 
ocurre lo mismo, 
sólo tienes que adiestrar el oído 
y tener el ojo atento, 
demasiada cosas se repiten 
y se pronostican, 
puedes ser su capitán. 

-Aunque seguro que dirás: 
‘No, para eso no tengo tiempo.’ 
¿Ves qué previsible?- 



Nená de la Torriente