Barreduras, el olor del cigarro
de
ayer.
Pitañas
con restos de pintura,
agrios
en la angostura de la boca
allí
donde se pierde la vez.
Todo
monótono e indiferente.
Una
nota de piano aguda,
siempre
la misma, intempestiva.
Tu
umbral, tu romántica
manera
de encontrar una cerilla,
dos
cerillas, tal vez una luciérnaga en junio.
Cierra
los ojos e imagina
que
puedes ver un sol donde tu cielo
es
sombrío, que hay luz sin derecho
de visita.
Que
lo fantástico no es encontrar,
sino
que te encuentren, y que hay
que
saber ocultarse bien
dejando
siempre alguna pista.
Nená de la Torriente