Cuánto
me dueles.
No
sabes cuánto.
Amontono
palabras,
pero
todas inválidas
como
pavesas extintas
de
una hoguera vieja.
Nada
me sirve,
ni
un solo verbo,
ni
una imagen,
algo
que describir
ese
dolor profundo
que
taladra el hueso
hasta
el mismo centro,
como
un alarido del alma.
Cómo
llegarte,
cómo
calmar eso que sólo
con
acercarse derrumba la vida,
qué
clase de tela para cubrirlo.
Qué
beso,
Qué
caricia, qué abrazo,
qué
forma de decirte estoy contigo
que
te suene real y no mezquina,
como
tantas palabras,
todas
ellas
con
todos sus adjetivos.
Cómo
calmar ese espanto.
Cómo
hacer mío ese dolor.
Nená de la Torriente