viernes, 22 de febrero de 2013

-Lo que no se percibe-


Dicen ¡cómo llora el sauce!,  
pero nadie dice cómo llora el río. 
Tanta agua ignora la gota que 
empeñada se cuela entre tanta hermana. 




Así se queja entre el murmullo ruidoso, 
la pequeña catarata que le ofrece una roca 
por donde pasa desapercibido su llanto,
y más que eso, 
el lamento intenso que nadie escucha. 
Baja al mar como una epístola borrosa 
llena de quejas,  llena de cuitas, 
y nunca nadie tuvo noticias, 
no hubo botella,  ni palma abierta, 
ni voluntad. 



Nená de la Torriente