Sueño
que sueño
que
lamo tu espalda,
y
en el sueño no soy gata
soy
la mujer que está soñando.
Sueño
que tú sonríes pero no sueñas,
y
gozas del sueño que yo estoy soñando.
Tu
cuello le enloquece a mis labios,
que
en el sueño no quieren abandonarlo,
y
se entretienen como si fuera un juguete
o
un helado interminable.
Sueño
que en el sueño tú me dices
que
me despierte, que sólo sueñe una vez,
no
dos veces,
pero
me cuesta entender
cómo
puedo estar soñando
que
sueño,
así
que te digo que me despiertes.
Creo
que me estás besando,
porque
me picotean cien hormigas
en
las plantas de los pies
y me suben escalofríos por la columna
con sacudidas y descargas,
que
se extienden por mis brazos,
por
mi pecho y al llegar al estómago estallan
como
si hubieran cien nidos de golondrinas
en
cambio de estación,
y
tiembla mi piel y abro los ojos
y
ya no sé si estoy soñando.
Nená de la Torriente