El
idioma de las cosas
lo
conoces tú y aquel señor bajito.
Los
demás lo vamos comprendiendo
con
gestos, signos, maneras maquinales.
Todo
guarda cicatrices, lesiones antiguas,
vestigios
sin voz.
El
testimonio genuino, ‘la palabra hecha’,
el
lenguaje de cada cosa, poeta,
ese
le dominas con disposición, con el talento
y
la habilidad propia del eterno
observador.
observador.
Bueno
tú, y ese señor bajito.
Nená de la Torriente