sábado, 2 de febrero de 2013


Tengo entre los dientes 
una palabra que juega. 
La lengua se aparta discreta 
-no conoce las reglas del juego-. 
Yo dejo en su patio el caos 
y que levante letras en la carrera 
de su propio desorden, 
no abro la boca, 
me divierte.  

Si Dadá estuviera me diría: 
‘Escúpelas todas, 
saldrá un poema perfecto 
dentro de su imperfecta armonía’, 
-eso imagina mi entretenida cabeza- 

El que no sabe jugar 
¿qué cosa hará en sus minutos escasos, 
esos abandonados de raíces cúbicas o 
de temas respetuosos? 

¡Ay, creo que me está dando la risa 
y no puedo hacerlo o abriré los labios! 




Nená de la Torriente