viernes, 6 de diciembre de 2013



No imaginan las tardes 
que los pies sobre las aceras 
articulan preguntas, 
y que en las noches las sombras 
resuelven sus propias dudas de peso. 







Si esto de la soledad tuviera un nombre 
de hembra sería Helena, 
y si fuera de varón ¿cuál sería? 
Han vaciado sus almas muchos árboles 
corriendo detrás del viento, 
en busca de sus hojas. 
Como hicieron las viejas calles
de aquellos pueblos perdidos, 
yendo detrás de sus voces. 
No digas adiós tan en alto 
porque provocarás que alguien te siga, 
y el alma siempre,  siempre, 
va más deprisa que el cuerpo. 




Nená de la Torriente