No
imaginan las tardes
que los pies sobre las aceras
articulan
preguntas,
y
que en las noches las sombras
resuelven
sus propias dudas de peso.
Si
esto de la soledad tuviera un nombre
de hembra sería Helena,
y
si fuera de varón ¿cuál sería?
Han
vaciado sus almas muchos árboles
corriendo detrás del viento,
en
busca de sus hojas.
Como
hicieron las viejas calles
de aquellos pueblos perdidos,
yendo
detrás de sus voces.
No
digas adiós tan en alto
porque
provocarás que alguien te siga,
y
el alma siempre, siempre,
va más deprisa que el cuerpo.
Nená de la Torriente