miércoles, 4 de diciembre de 2013

-Cachava-

¿Cuánto de honor hay 
en un acto,  abuelito? 
¿De dónde nace? 
¿Qué cosa era la nobleza? 
Te fuiste y todo fue cambiando 
demasiado deprisa, 
hasta adjetivar en exceso,   sin 
atender a pulsos. 
Me pierdo y sé muy pocas cosas. 
Trato de recordar la linealidad de tus 
palabras siempre lógicas,  sencillas, 
con un sentido común rabioso. 
Si me vieras ahora, 
 ¡yo que te iba a llevar la cachava! 
Hoy dejo caer las gafas de lectura 
hasta la misma punta de la nariz, 
y me coloco la mano 
tapándome media cara,  como tú. 
Mi cabeza está llena de palabras locas, 
asientos colmados de frases, 
gritos a pleno día, 
emociones que quieren volcarse como la 
mistela en las galletas,  y 
no me da tiempo… 
Dime, 
¿quién me traerá la cachava 
para que caminemos juntos? 




Nená de la Torriente