para quitarme este
frío de las manos
y del hueco que
queda entre las costillas.
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comprendemos lo
enormemente difícil
que es el universo
del amor.
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Todas las mañanas
despierto con ojos
de gorrión,
y al anochecer han
mudado a ojos de halcón.
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Si mañana no
amaneciera,
me agacharía y
atientas buscaría una piedra
para arrojársela
al sol.
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No hay ningún
imbécil que me guste,
pero a casi todos los feos les encuentro atractivos.
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La sensibilidad en
un hombre es un arma poderosa,
pero su educación
lo es mucho más.
Nená de la Torriente