De
entre todas las aguas tu océano.
De
entre todas las arenas tu imponente sablón.
De
entre las verdes, la albahaca.
De
entre las duras, el romaní.
De
entre las pieles tu terrosa cálida
sobre
mi pálida y casi transparente corteza.
De
entre los amores, el tuyo.
De
entre los labios tu boca, la sinhueso,
la
más suave la que mueves como un ala
dentro
de ella.
De
entre todos los andares, la elegancia
de
los tuyos.
De
las pupilas inquisidoras o las deslumbrantes
y
mimosas, siempre esas que asomas.
Tuyo
el reino de los susurros,
tuyo
el roce, y su pretendiente la caricia,
tuya
la mañana y el medio día,
pero
mía la noche y el despertar.
Nená de la Torriente