Déjame permanecer un rato
en tu parque,
y hacerme una idea
del color que tú ves
y de tu atmósfera.
Déjame llegar a ti
por instinto,
con los sentidos.
Comprender todo
lo que aún no puedo.
Decirme que no eres vil,
que nadie es despreciable,
que la vileza se adquiere
con engaños;
la apariencia, las formas
que unos ojos ven en
esa floresta, el modo de
inhalar esa atmósfera.
Un niño no puede nacer
insano, cruel, abyecto.
Déjame observar un rato
tu parque,
para ver todo lo que tú ves,
y tratar de entender
lo que resulta incalificable.
Nená
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