Si no me acuerdo de nada
despiértame en otoño,
entre hojas y amarillos.
Deja que pueda escuchar
el sonido del agua,
un riachuelo con fuerza
entre cantos, por un rucho
angosto, con tapias de helecho.
No menciones los nombres,
ni de amantes, ni de amores,
ni de lugares queridos.
Tampoco me hables de poetas,
ni de versos, ni del alma
de las cosas.
Si no me acuerdo
despiértame dormida,
entre hojas y amarillos,
y déjame sonreírte,
como sonríe un niño
para el que todo lo que ve es nuevo.
Nená
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