Me distraigo, siempre me distraigo,
y confundo las margaritas con
niñas durmientes,
y los cantos lisos, con perlas marinas.
Miro al sauce llorón y veo brazos
que quieren agarrar a la hierba,
no lágrimas ni melancolía.
Te he mirado a ti
moldeando las letras
y haciendo que las ideas mordieran
a cada una de ellas,
y esa ha sido mi única atención.
Me distraigo, siempre me distraigo,
acabaré donde el junco
dormido en la ribera,
mirando peces,
mirando gotas,
creyéndome agua
ahogada en ausencias.
No quiero venderme
a la boca abierta
y a la mente aturdida,
quiero moldear las letras
y hacer que las ideas muerdan
a cada una de ellas,
igual que lo haces tú.
Tanto quiero.
Ya me he puesto el delantal
¿qué hago ahora?
Nená
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