-¿Es uno lo que uno ve?-
Cree ser una araña
y no entiende cómo no escapa
de su reposo.
Sus patas graciosas, al aire
mecidas, mecidas sus púas,
bamboleado su pelo.
La retiene el suelo
envidioso de su misterio,
pero ha perdido los quelíceros
y no puede defenderse.
¡Que no, que no eres una araña!
le gritan las acederas y las amarillas
cabezuelas.
¡Eres una preciosa palmera
agitada por el viento!
Pero ella les ignora y contempla
su sombra ondeante sobre la hierba,
y ve una fiera araña
que no escapa de su reposo.
Nená
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