Dame aguamiel
en el vértice del labio.
Una gota colmada,
y veré quien está
detrás de la máscara.
Muchas cosas no intuyes
ni el liceo te enseña.
No es magia negra,
ni es magia blanca,
ni esa extraña enseñanza
de lo primigenio.
Es la gota de agua de miel,
en el ángulo del labio,
que confluye distancias,
lucidez y certezas.
No preguntes porqué,
no lo sé
ni sé desde cuándo.
Pero baila la gota
su poder más claro,
una extraña suma
en mi piel de hembra.
Va más allá
de lo que la cabeza entiende
y destapa en brote
lo que la máscara oculta.
Nená
Nená, me gusta tanto el poema que me atrevo (perdón) a decirte que trabajes como una negra, los cinco ultimos versos. De verdad el poema lo merece: ...ni esa extraña / enseñanza / de lo primigenio.. Preciosos versos.
ResponderEliminarUn besazo.
Gracias Tomás, me pongo con ello ahora mismo, a ver si los lavo bien, y se recomponen. Muchas gracias por comentarme esto.
EliminarMe quedo con tu besazo y te envido otros dos más,
Nená
Nená, perdóname por hacerte trabajar, pero este final, creo que nos gusta mucho más a los dos:
EliminarUna extraña suma en mi piel de hembra..
Imagino esa suma de brotes en la piel.
Besos en oleaje.
No sólo no te perdono, sino que te autorizo con infinita gratitud a que me ayudes siempre.
ResponderEliminarBesos de 'a kilo y medio, y más'
Nená