domingo, 1 de enero de 2012


-Para ti, que me lees-

Escribo y desordeno cada sílaba 
por verte sonreír, 
me sumo a esa gota de lluvia 
atrapada en tu pelo 
para viajar contigo, 
para que no me tengas 
más que en el agua. 


No quiero más espacio, 
ni acomodarme en tus días. 
No deseo cruzar llegadas y 
despedidas sin aliento, 
y morir al final de cada día. 
Tanta riqueza es mía, 
que pedazos de ilusión entrego. 
Y si tú no quisieras leerlos, 
que caduquen y 
se enfanguen en cardenillo 
todo lo que los siglos quieran, 
que sin tus anhelados ojos no florecen, 
y esperan hasta que el cielo mismo 
los consuma. 




Nená

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