-Para ti, que me lees-
Escribo y desordeno cada sílaba
por verte sonreír,
me sumo a esa gota de lluvia
atrapada en tu pelo
para viajar contigo,
para que no me tengas
más que en el agua.
No quiero más espacio,
ni acomodarme en tus días.
No deseo cruzar llegadas y
despedidas sin aliento,
y morir al final de cada día.
Tanta riqueza es mía,
que pedazos de ilusión entrego.
Y si tú no quisieras leerlos,
que caduquen y
se enfanguen en cardenillo
todo lo que los siglos quieran,
que sin tus anhelados ojos no florecen,
y esperan hasta que el cielo mismo
los consuma.
Nená
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