Si sólo es esto lo que nos dan,
esta escudilla de tiempo
¿Por qué sufres?
Si no sabes qué va a pasar,
hoy, mañana, después
¿Cómo no estás sonriendo?
Y el hombre contestó:
Sufro porque es nada lo que me dan,
y no sonrío
porque desconozco lo que
me depara el azar.
El otro hombre con voz más grave
le dijo de nuevo:
¿Y qué arreglas con eso?
Que no me pille de sorpresa, contestó.
Me preparo para lo peor y así no
me dolerá tanto.
¿Y cuándo esperas gozar?
Cuándo vea que me equivoco.
¡Ah! Demasiado tarde,
contestó el primero.
Será demasiado tarde.
Nená
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