domingo, 15 de enero de 2012


No arrojes los dados  todavía. 

En el zaguán reposan los sueños 
y las mitades de uno, 
las pacas con lo que ha de ser soñando, 
y la vida. 
Cuando cruces este duro portal 
-cualquier espinoso zaguán-, 
será tu pié el timonel 
y no el destino con una suerte vieja. 
Que aunque te vendan la fortuna 
siempre serás tú el lotero 
y todos los números tocan. 
Dile a la marea que no te irás con ella, 
tiempo habrá para jugar 
a darse por vencido. 

No arrojes los dados todavía. 






Nená

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