Cuando no adivino el mar en el cielo,
confundo el techo de mi cuarto
con el firmamento,
y rescato planetas
que enfermos devoran
medias luces famélicas.
Los arropo con la colcha
de un perro al que llamo Hope,
y que nació frío entre felpas
de una tienda.
Y vuelvo a la cama
boca a bajo,
a navegar con las sábanas
río arriba, peleando con los remos
de mis dedos.
A veces no puedo dormir
y todo es gris, en escalas,
como las escamas de un pez muy gordo.
Siento frío, mucho frío
y sólo quiero que amanezca.
El resto de tiempo, veo facturas,
oigo frases cortas,
algún divergente encuentro,
y desescucho todo lo que puedo,
para observar con intensidad
todo lo que me permiten
los ojos.
Nená
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame