martes, 10 de enero de 2012


-El arte del beso-


Bésame, 
en este sitio exacto 
donde mi labio quema. 
Hazlo morir en la hoguera 
del pulso quebrado, 
del desequilibrio de cuerdas. 
Acércate despacio, 
tres centímetros,  un poco  menos, 
sin intimidarme, 
y háblale bajito, 
respírale lento, 
casi apoyado sin estarlo, 
y entra a morir matando, 
nunca más de cinco segundos. 
Regresa y mírame a los ojos. 
No te quedes a dormir. 
Un solo beso,  y estoy vencida. 





Nená

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