-El arte del beso-
Bésame,
en este sitio exacto
donde mi labio quema.
Hazlo morir en la hoguera
del pulso quebrado,
del desequilibrio de cuerdas.
Acércate despacio,
tres centímetros, un poco menos,
sin intimidarme,
y háblale bajito,
respírale lento,
casi apoyado sin estarlo,
y entra a morir matando,
nunca más de cinco segundos.
Regresa y mírame a los ojos.
No te quedes a dormir.
Un solo beso, y estoy vencida.
Nená
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