sábado, 28 de enero de 2012

Extraña habitación te construyes, 
fiera diminuta, 
unas hojas,  unas ramas.
Tú,  perfectamente diseñada. 
Todo en ti al milímetro, 
al antojo de una naturaleza 
caprichosa, 
que quiso tener sus juguetes.  


Impecable, de flanco a diente, 
de diente a cola 
y de patas de cinco dedos 
y de uñas afiladas. 
Portento del mundo 
que mudas de colores 
allí donde resides. 

Lagartija,  sargantana. 
Animal que une mundos 
y los asalta. 
Pareces de otra época 
donde el hombre aún no 
conocía la corbata 
-ni su condición de hombre-, 
pero hoy tatúan tu silueta  
en los talones,  las nucas,  las muñecas, 
en las sedas,  algodones, 
o en vasijas de porcelana. 
Seguro que ya te dibujan
hasta en las corbatas. 






Nená

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