miedo el miedo,
y te da miedo la risa
porque se acaba,
y se acaban los besos
y las miradas,
y los ratos de ternura,
y los ojos tiernos,
¿qué pasa en nuestra cabeza?
No podemos retener ni un recuerdo
que en su interior nos viva entero.
¿Tan huecos?
Tócame el pecho.
Golpea como un tambor,
mira si retumba como si un eco
viviera dentro.
¿Es eso?
Carcasas de árboles prudentes
con ojos de aguja.
Demasiado tiempo pensando,
mirando, observando el mundo,
imaginándonos en otras épocas.
¿Qué ha sido de nosotros?
Corazones grandes
con un latido mínimo,
solapado al tic tac
de un reloj de muñeca.
Si me escuchas,
ayúdame,
sácame de este undécimo
pecado,
porque existe un undécimo
mandamiento.
Nená
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