lunes, 25 de noviembre de 2013

En este desafío de vivir 
tenemos la rama y el agua, 
de ellas mantenemos 
el momento de permanecer 
erguidos y notarnos 
en movimiento: 






¿Para qué sentir medias vidas 
si hay vidas enteras? 


Mójame,
ven hasta aquí y mójame, 
que yo seré esa rama 
que clavada en tierra te mire 
con ojos de savia, 
y tú descubrirás mis brotes
día a día
con el latido-látigo
de la sorpresa,
que atrapa el pecho
y el pensamiento
del hombre niño,
y del niño que sueña ser hombre.





Nená de la Torriente