viernes, 8 de noviembre de 2013

           Si la libertad significa algo,
           es el derecho de decir a los demás
           lo que no quieren oír.
          George Orwell


Mamá me dijo que no contase 
nada,  si no tenía nada bueno 
que decir sobre los demás. 
Así,  siempre que veía virtudes 
o hallazgos hermosos me faltaba 
tiempo para numerarlos. 

Y fueron pasando los años 
como baldosas corteses, 
ceñida con delicados corsés 
que impedían decir aquello 
que pudiera incomodar inútilmente. 

-¿Inútilmente? Consideré un día- 
¿En qué clase de clausura vivo y 
qué modo de favor hago? 

A veces es preciso que nos digan 
como la respuesta de un espejo 
o el reflejo de nuestra propia figura 
en el vidrio de un escaparate: 
‘Ésto eres tú’, ‘esto estás haciendo’. 

Uno mismo se mide con reglillas 
amañadas a menudo 
y se vende a la imagen que le place, 
del mismo modo que se niega el derecho 
de poder hablar libremente de lo que opina, 
siempre desde el más absoluto respeto. 

Así que mamá tú lección no era mala, 
pero abrí un poco la puerta 
en busca de una libertad inexcusable,  y 
algo que considero un favor necesariamente 
recíproco.* 


Nená de la Torriente 

*Aunque siempre estará el tonto,  que abrirá la boca 
enardecido,  con la palabra franqueza como término-libro, 

consistiendo en decir siempre lo inapropiado.