Si la
libertad significa algo,
es el
derecho de decir a los demás
lo que no
quieren oír.
George
Orwell
Mamá
me dijo que no contase
nada, si no tenía nada bueno
que decir sobre los demás.
Así, siempre que veía virtudes
o
hallazgos hermosos me faltaba
tiempo
para numerarlos.
Y
fueron pasando los años
como
baldosas corteses,
ceñida
con delicados corsés
que
impedían decir aquello
que
pudiera incomodar inútilmente.
-¿Inútilmente?
Consideré un día-
¿En
qué clase de clausura vivo y
qué
modo de favor hago?
A
veces es preciso que nos digan
como
la respuesta de un espejo
o el
reflejo de nuestra propia figura
en el
vidrio de un escaparate:
‘Ésto
eres tú’, ‘esto estás haciendo’.
Uno
mismo se mide con reglillas
amañadas
a menudo
y se
vende a la imagen que le place,
del
mismo modo que se niega el derecho
de
poder hablar libremente de lo que opina,
siempre
desde el más absoluto respeto.
Así
que mamá tú lección no era mala,
pero
abrí un poco la puerta
en
busca de una libertad inexcusable, y
algo
que considero un favor necesariamente
recíproco.*
Nená de la Torriente
*Aunque
siempre estará el tonto, que abrirá la boca
enardecido, con la palabra franqueza como término-libro,
consistiendo
en decir siempre lo inapropiado.