miércoles, 13 de noviembre de 2013

-Mi nombre-

Ya no me queda nombre, 
se ha ido perdiendo. 
Éste de cuatro letras me lo puso 
mi hermano,  y me lo han gritado 
muchos airados. 
Lo he escuchado desde lo alto 
de las cabañas 
y entre el rugido apabullante de las olas. 
Estaba en mi oído,  cuando entre cálidos besos 
me lo susurraban, 
y en tantas cartas de amor de aquel soldado 
que se desesperaba en la  mili. 
También he escuchado mi nombre en todos 
mis cumpleaños,  largo tiempo de velas, 
y en cada primavera salir de mis labios, 
pidiéndome escapar a la calle 
como una flor nueva. 
Por eso, 
por tantas veces dicho se ha ido gastando, 
y lo curioso es que ahora, 
cuando lo escucho sólo,  sin más nada, 
me sorprendo 
y hasta me sobrecojo, 
como si se hubiera escrito 
por primera vez. 







Nená de la Torriente