viernes, 22 de noviembre de 2013

-Hipo de viernes 22-


Sabemos lo justo para meter el remo 
las veces precisas sin enloquecer, 
alguno lo mete en pértiga olímpica y 
hasta vive una temporada en vertical 
y nada,  se hace a las alturas, 
es cuestión de acomodar el cuerpo y de 
perspectiva. 
Uno justifica que,
  y el cuerpo hace el resto. 
Otros sin embargo no pueden, 
se maltratan,  se infringen el castigo,  y
son severamente despiadados. 
Se flagelan y se tatúan seriamente 
esos errores para que nunca se les olviden. 
Tanto unos como otros son unos memos. 
El caperucito que pasa lalaralarito 
-aquí no ha pasado nada- y 
el traumas llorón que queda marcado, 
son los dos extremos de una cruz 
mal construida, 
que al incorporarla se desmorona, 
y así las sociedades se desquician. 

¿Qué hacer con el error? 
Asumirlo, ni ignorarlo ni tragarlo 
como una píldora con tu nombre. 
Se observa y se corrige. 
No hay que ir de rodillas a pedir 
 disculpas tres veces,  ni 
hacerse el gracioso e ignorarlo 
como un patán en busca de pan duro. 
Del mismo modo cuando resuelves algo 
exitosamente, 
puede producirse el mismo proceso invertido, 
pues no: 
Obsérvese y aprendamos el camino tomado. 

-Están las celdas vitales demasiado llenas- 




Nená de la Torriente