Lo que hace
falta es tratar de someter
a las
circunstancias, no someterse a ellas.
Horacio
¿Dónde estabas?
de las aceras,
quieto,
esperando una llamada,
la promesa de una respuesta
al final del camino;
tal vez una mujer, unos hijos,
una casita modesta y un suelo
sin excesos.
Cada cosa en su sitio,
sin grandes complejidades.
Y así según te lo estoy contando
bostezo.
Eres una sombra, no pareces
sólo una sombra.
¿Acaso no sabes que el hombre
puede subir en globo
y que hay miles de caminos,
que a veces es bueno dormir
bajo el manto de la noche,
que lo cuadrado invita a romperse
y los círculos a salir de ellos?
¿Dónde está la inquietud del riesgo,
la poderosa arma de la sorpresa?
¡Qué ya tienes esto!
¿Y?
¿Qué podría amarrarte a la vida más
que las propias ganas de vivir?
Nená de la Torriente