Límpiate el dedo antes de señalar mis faltas.
Benjamin
Franklin
Soy la ilusión de este mundo
y
amanezco al anochecer
cuando
suena un teléfono grave
y
lo descuelgo.
Si
circundo el brazo trazo
un
arco de estrellas,
si
parpadeo, se escapan pompas
de
aire irisado con forma de corazón.
¿Qué
ilusión más remilgada y afectada,
ridícula, dices?
Todas
las ilusiones no se sirven en
idénticos
cuencos.
Tu
pelo desastrado, tus pantalones raídos
y
tu poesía vendida a la pseudo política
en
un afán de decir que estás luchando
por
tus libertades,
si
al menos los no señores
pero sí políticos te pagaran,
serías
una ilusión de increíbles proporciones.
¿Tan
falsa, afectada y ridícula
como
la mía, pienso?
Mírala
a ella, lleva en su vientre
lo
único que importa,
el
poema anular y rotundo,
la
ilusión más exorbitante
exenta
de todo titubeo.
Ella
ha encontrado la llave de la ilusión.
Nená de la Torriente