viernes, 22 de noviembre de 2013

“No sé por qué lloramos mejor con el cine
que con el argumento de la propia vida…”
Andrés Neuman
 
De mirillas de puerta hemos acumulado 
muchos años, 
fieles a la comprensión de que aquella 
visión era la de nuestro propio ojo. 
¿Será por eso que el óvalo nos suele gustar 
más que lo esquinado y no tuvo nada que ver 
nuestra madre? 




Cuando tocas lo que hay al otro lado, 
cuando no sólo confluyes sino que lo atraviesas, 
lo penetras, 
nada vuelve a ser igual. 
Te conviertes en uno más de aquellos que observabas. 
Has roto el juego, 
ya nada te protege. 





Nená de la Torriente