“No sé por qué lloramos mejor con el cine
que con el argumento de la propia vida…”
Andrés Neuman
De
mirillas de puerta hemos acumulado
muchos
años,
fieles
a la comprensión de que aquella
visión
era la de nuestro propio ojo.
¿Será
por eso que el óvalo nos suele gustar
más
que lo esquinado y no tuvo nada que ver
nuestra
madre?
Cuando
tocas lo que hay al otro lado,
cuando
no sólo confluyes sino que lo atraviesas,
lo
penetras,
nada
vuelve a ser igual.
Te
conviertes en uno más de aquellos que observabas.
Has
roto el juego,
ya
nada te protege.
Nená de la Torriente