Me
zurciría a tu espalda para viajar contigo
y
seguir arracimando cosas bellas.
Ávara
me convierto cuando estoy contigo
que
cada voz que se escapa de tu boca
es
un baile sin máscaras, un poema,
una
danza limpia sobre un prado de amapolas.
Cuando
señalas con el dedo, allí está,
de
todo lo que nos circunda, lo más hermoso,
y
no has dudado ni un momento.
Descalzo
encuentras entre mil horquillas de caminos
el verdadero,
por
instinto, la ruta que te acerca al vergel
de
las delicias,
¿o
acaso tú las llevas?
Tanto
bien para una sola persona me maravilla,
por
eso me zurciría a tu espalda para viajar contigo
y
leería en el suave movimiento de tu pelo
los
cientos de versos que me dictas al oído
muy
bajito, muy bajito.
Nená de la Torriente