lunes, 25 de noviembre de 2013

-No a las deudas afectivas-

No tengo una deuda con el mundo 
querido amigo, 
ni tengo miedo. 
He hecho mis deberes, 
he multiplicado a mis amigos, 
les hice sacar lo mejor de sí mismos. 
Fueron felices cuando iban de mi mano. 
No puedo decir que haya sido multiplicada 
por ninguno de ellos. 
No me empujaron a sacar lo mejor de mí, 
no les siento como aquel motor que me compuso 
ni como el recuerdo que tejió mis alas y 
aún las sigue tejiendo. 
No,  no tengo una deuda con el mundo 
querido amigo, 
ni tengo miedo a fauces grandes o chicas 
que puedan dañar un recuerdo que ya he perdido, 
porque nadie en este mundo 
se ha dañado más así misma que yo. 
¿Dónde están aquellos,  dime? 
¿Dónde? 


  

Nená de la Torriente