Algún
día
apagaré
el reloj,
y
romperé tantas
copas
de vidrio,
como
copas bebidas
con
delicioso vino
mientras
escribía versos,
como
una lechuza perdida
en
medio de una granizada.
Tiraré
mis empolvados
huéspedes
y mi herencia,
las
maletas que no tuve tiempo
de
abrir,
y
aquellos apuntes interminables
de
proyectos que nunca quise.
Algún
día
haré
siete o veintisiete abluciones
y
siete lamentaciones,
y
siete ‘nunca jamás,
y
romperé siete imágenes
en
mi mente,
y
le diré adiós a todo
en
lo que creí.
Nená de la Torriente
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